La octava galería

Miras el reloj, mientras apartas el negro sudor de tu frente. Te reconforta comprobar que en unos minutos llegará el relevo.

Sigues en el tajo posteando el último tramo, con el vigor debilitado por la fatiga bajo las fantasmagóricas sombras proyectadas por tu lámpara.

Oyes un ruido espeluznante, que proviene de las entrañas de la tierra, entonces tu mente se paraliza presagiando lo peor, buscas con rapidez a tus compañeros, necesitas el consuelo de sus miradas. El golpe brutal de un costero te desploma, todo es polvo y oscuridad, dentro de este condenado sepulcro.

El silencio te hiela, solo el murmullo de tu sangre quiebra este sigilo, tiemblas inmóvil, mientras yaces sepultado entre el escombro que te asfixia, oprimiendo tus entrañas. Oyes la sirena como un arrullo que emboza tu miedo. Te preguntas ¡si llegarán a tiempo!, ya te cuesta respirar y el dolor invade cada poro de tu cuerpo. Quieres gritar, pero tu boca no puede siquiera despegar tus labios secos y entumecidos, tienes sed, una sed espantosa.

Tus compañeros, informarán de donde te encuentras, eso crees, eso piensas, el rescate será rápido, claro, ¡Si ellos han conseguido salvarse!¡Maldita mina!, que te arrebata la vida). Cada día te persignas a modo de amuleto y desciendes al tajo casi sin pensarlo. El pan de tus hijos pende de este negro pozo, como para pensar en miedos y agonías. El coraje minero no es innato, se forja por necesidad.

Piensas en abrazar a tu mujer para consolar su dolor de viuda. En qué estás pensando si aún no estás muerto ¡Ay Luisa, siempre rezando a la patrona para que velara por este paisano! Esa Santa Bárbara Bendita, que hoy te desabriga en las tinieblas de la octava galería.

Ya no escuchas la sirena, tus compañeros tardan demasiado, estás encharcado, tu sangre tiñe de rojo el negro carbón.

Un último hilo de aliento te mantiene aferrado a esta vida, ¡por fin! crees oír voces en la lejanía, como un susurro, que te reconforta en tu último respiro.

Viviste apuntalando la muerte y excavando tu propia tumba.

Elba Casado Pérez

 

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