El IEB convoca el Primer Premio de Investigación A. Estévez

El Instituto de Estudios Bercianos convoca el Primer Premio de Investigación A. Estévez, dotado con 1.500 euros y un accesit de 500 euros, con el objeto de fomentar la investigación multidisciplinar que tenga como temática general el Bierzo, su historia, su patrimonio y su cultura.

Los trabajos de investigación versarán sobre cualquier aspecto relacionado con el territorio del Bierzo, desde el análisis histórico, político, jurídico, social, económico, antropológico, etnográfico, geográfico, artístico, filológico, patrimonial o de cualquier otra disciplina científica en materia social ya sea con un enfoque estrictamente teórico o a partir de experiencias concretas.

Serán objeto de atención preferente los trabajos presentados por personas nacidas con posterioridad a 1975 o grupos de investigación cuyos componentes mayoritariamente hayan nacidos con posterioridad a 1975.

Bases en la web:  www.ieb.org. es

 

Antonio Estévez (Santos, 1897 – México, 1960). Hijo de Ramón Estévez y de Antonia Fuente, él de Villafranca del Bierzo y ella de Valtuille de Abajo, quienes hacia 1890 habían emigrado a Brasil, país en el que nació Antonio Estévez en 1897 y del que regresaron dos años más tarde, instalándose definitivamente en Valttuille de Abajo.

Antonio Estévez, escritor, intelectual y anarquista, fue un hombre crítico con la injusticia de su tiempo, contrario a la violencia, y defensor de la educación racionalista, de la libertad y de los más humildes. Su ideología anarquista individualista y humanitarista le impidió mirar hacia otro lado, lo que le llevó a luchar por un mundo mejor enfrentándose para ello a cualquier tipo de autoridad y siempre en defensa de causas justas, como las condiciones de los trabajadores en Estados Unidos o la denuncia del asesinato de los anarquistas italianos Sacco y Vanzetti, en el mismo país, o la situación del pueblo berciano oprimido por los caciques. Enfrentamientos estos últimos que lo llevaron, una vez iniciada la Guerra Civil, a tener que abandonar su pueblo, su familia y su hacienda, y una vez acabada, al exilio, primero a Francia y después a Méjico, país del que no pudo regresar y en el que le sorprendió la muerte en 1960, a los 63 años, después de llevar una vida de grandes sacrificios por ser fiel a los principios libertarios que siempre defendió.

Antonio Estévez fue un intelectual autodidacta, una de esas personas inteligentes, de origen humilde, que se formó a sí mismo consiguiendo una sólida formación cultural y política, gracias a su afán por saber, por conocer a los Clásicos y a los pensadores europeos más importantes del momento, a su interés por el progreso de la humanidad y por el pensamiento científico, de lo que da fe la importante biblioteca que reunió en su casa de Valtuille de Abajo, donde sobresalía la nutrida presencia de un destacado número de libros adquiridos durante sus años de juventud con ocasión de sus viajes a Cuba y a Nueva York.

Como escritor, al margen de poemarios inéditos, artículos periodísticos publicados durante el exilio mejicano, de cuentos, de relatos breves y de una serie de novelas (de las que se llegaron a publicar cuatro), sobresalen, tanto por su calidad literaria como por su interés político, un conjunto notable de artículos en los que expone y defiende sus ideas libertarias y que vieron la luz en numerosa publicaciones anarquistas entre 1926 y 1936; y entre las que destacamos los que publica en “La Revista Blanca” en su época de Barcelona, y en “Inquietudes”, una publicación creada en Nueva York en 1927 y de la que Antonio Estévez fue uno de sus fundadores y redactores.

 

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