A mi abuelo ‘El Cesterín’, a 80 años de su asesinato…

Muchas veces pensé en cómo sería tu rostro, no hay fotos tuyas, entonces trato de imaginarlo…

Hace 80 años atrás tenías veinticuatro, la edad de una de mis hijas, y seguramente muchos proyectos, sueños e ideales. Dicen que estabas cenando cuando vinieron a buscarte, que mi abuela gritaba anticipando lo que sucedería y que vos tratabas de calmarla. Dicen que te apuñalaron y que mientras te desangrabas en el camión de los «paseos», tus verdugos se emborrachaban en un bar ahogando sus crímenes en cada trago. Un paraje del Bierzo, en la montaña, llamado «La Cortea» fue el destino final, dos tiros pusieron fin a tu existencia. Dicen que otro debía morir y que trataste de impedirlo, y que semejante osadía sólo se pagaba con la propia vida. Tu última noche…Qué difícil fue armar el rompecabezas de tu historia!!!

 Un alma piadosa cavó tu fosa y te depositó en ella con la cabeza sobre un desnivel, con los brazos en cruz y en dirección al pueblo. La tierra te recibió y la noche te cobijó. Tenían que desaparecerte como a tantos miles y miles…borrarte para siempre hasta aniquilar tu recuerdo, todos los recuerdos…

Pero la vida insiste y un día tu hijo, mi papá, estaba arando esas tierras y le hablaron de vos, quizás en secreto, y una frase quedó en sus oídos para el resto de su vida «Allí donde el pasto crece más alto y más verde, allí está enterrado tu padre», y ese lugar se convirtió en testigo de llantos con preguntas sin respuestas, con presencia y ausencia y quedaría para siempre grabado en las retinas y en los corazones.

Con los años la situación se profundizó y llegó el exilio, la esperanza de una América próspera y el desembarco en Argentina donde comenzaría una nueva etapa. Atrás quedaba España con sus muertos y su dolor…bien lejos para que quizás duela menos.

Y la Vida siguió insistiendo, nací yo y después de muchos años comencé a preguntarme por mis abuelos del Bierzo… algo muy dentro mío me ligaba de alguna forma a ellos. Comencé a averiguar, a investigar, a desandar hasta dar con la verdad que llega a mis manos a través de un acta de defunción, «El Cesterín había muerto en la lucha contra el marxismo». Te prometí y me prometí sacarte de ese lugar y viajamos a tu encuentro. La ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) ya había comenzado los trabajos de excavación para tu búsqueda. El sol brillaba sobre la montaña en una hermosa tarde de otoño y la tierra que te había recibido un 9 de Octubre de 1936 devolvía tus restos prolijamente conservados un 9 de Octubre de 2011. Sólo recuerdo que lloré, lloré años y años de mudo silencio.

Hoy se cumplen 80 años de tu asesinato y 5 desde que te recuperamos. Mi mayor homenaje es seguir tus sueños, tus ideales de justicia, de igualdad, de libertad. No nos vencieron. Las nietas y los nietos tomamos la bandera y continuamos la lucha. Si hay otra Vida, seguramente mi papá y vos estarán juntos recorriendo los caminos de la eternidad como no pudieron hacerlo aquí por culpa de la intolerancia y el autoritarismo asesino. Y de ser así, ojalá al final del viaje nos encontremos, pueda abrazarlos y que sientan por mí algo del inmenso orgullo que yo siento por ustedes.

Viva la República!!!

Te amo abuelo, infinitamente…
Tu nieta Adriana

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