Los otros bercianos

Tomás Vega Moralejo

Recuerdo que, cuando era niño, no había que proponérselo para ver un erizo, o un ratonero, o una salamandra, o un eslizón, … en mi pueblo. Recuerdo también que, en mi mente aún en formación, alguien introdujo la idea de que por ejemplo los estripullones (los eslizones) eran malos y había que matarlos; y recuerdo haberme juntado con otros chavalines e ir por ahí a matar esos desdichados (y beneficiosos) animales.

Ojalá algún adulto me hubiera persuadido a tiempo de no cometer tales tropelías, porque ahora es de las cosas que más me pesan… pero más vale tarde que nunca.

Lo preocupante es que parece que no hayamos adelantado mucho y me temo que en muchos casos se sigue sin educar bien, con perdón. La calle es para muchos chavales la papelera, y el reguero (donde lo hay) el contenedor para otros tantos mayores… sin olvidar los basureros improvisados donde se le acuerda al marrano de turno o esas horrendas guirnaldas que hay quien pone en algunas plantaciones pretendiendo espantar a los pájaros con basura. Por suerte para los animales, muchos de ahora están más interesados en los smartphones que en las escopetas de perdigón, por ejemplo… pero a muchos si se les cruza un perro abandonado por la calle antes le dan un puntapié que un cacho de pan.

Son decenas los animales atropellados en nuestras carretera. Corzos y jabalíes son de lo más habitual, pero también tejones, pájaros, reptiles, …. Muchos casos se podrían evitar con solo circular a velocidades razonables; hay mucho fitipaldi que por ahorrar unos segundos (o porque en su mente se introdujo que conducir bien es conducir a toda hostia, y piensan que así impresionan a alguien) juega con su vida y la de los demás.

Ayudaría también que no se hicieran carreteras a lo idiota, como la que une el municipio de Folgoso con el de Torre… casi paralela a la autovía y que no había que ser muy listo para ver que hubiera hecho el mismo servicio un empalme con la autovía del lado de Torre.

Están también quienes leen las instrucciones de los insecticidas y demás, y si les pone que hay que echar una parte de producto por cada diez de agua, o diez litros para rociar un área, ellos quintuplican la cantidad de veneno porque así piensan que hace mejor efecto. O los que para limpiar una finca le dan cerilla y no controlan, o para encender un fuego al lado de casa le echan gasolina y/o se ponen a quemar plásticos… o simplemente queman cosas que debieran ir a la basura (¿Para qué tendrán los contenedores, que además pagan por ellos?), sin conseguir otra cosa que contaminar y fastidiar a los vecinos con el humo.

Es demasiado frecuente escuchar a gente protestar por las garzas o las nutrias porque comen truchas, por las aves rapaces porque comen conejos, por los zorros porque comen gallinas (de gallineros mal cerrados, si acaso), por las golondrinas porque trinan a deshora, por el urogallo no se sabe bien porqué… o por cualquier animal al que no les parezca que le saquen beneficio propio. Hay a quien le sobra de todo, y además se toma la molestia de eliminarlo… a veces con el pretexto de la caza, que por suerte también hay quien la practica de forma responsable.

Si no son capaces de respetar a los animales por considerarlos sin derechos, deberían pensar en los derechos de las personas a las que nos gusta salir a dar un paseo por el campo y disfrutar de ver alguna de esas criaturas…. Quizás incluso hemos salido al amanecer, con un perro al lado, armados (con una cámara fotográfica)… todo igual que en la caza tradicional, solo que en el momento de disparar obtenemos el trofeo de una foto más o menos buena según se haya dado la cosa y, sobre todo, nos damos el gusto de dejar vivir.

No estaría de más que todos reflexionáramos sobre esos valores y los inculcáramos en nosotros mismos y en los más pequeños, con la mente aún en formación…. Lo mínimo es tratar de persuadir o llamar la atención cuando se ve algo así; a ver si se conciencian y para otra vez no lo hacen, aunque sea por vergüenza….

Y no estaría mal que dejáramos de mirar para otro lado cuando vemos que se está haciendo algo injusto con “los otros bercianos”… o nos vamos a quedar muy tristes y solos entre unas cosas y otras.

Tomás Vega Moralejo

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