Caza, háganla respetable

Tomás Vega Moralejo

Agradezco, a los medios de comunicación que lo hicieron, la publicación de mi artículo «Caza ¿Respetable?» y asumo toda la crítica. Admito que me sorprendió la repercusión del artículo, llegando a publicarse una réplica con el título «Tomás Vega Moralejo ¿Respetable?»; pero, precisamente por la polémica, y tras haber debatido con algunos cazadores, creo que debo replicarme a mí mismo; no por desdecirme, pues objetivamente todo lo que dije es aplicable a cierto subgrupo, pero sí por matizarlo. Está claro que si tanta gente malinterpretó el mensaje del artículo, aunque algunos lo hicieran interesadamente, tiene que ser que yo me explique mal y voy a tratar de hacerlo mejor.

Creo que, no obstante, se llevó demasiado lejos. He sufrido un auténtico bombardeo en las redes sociales y por privados y hasta temo que afecte a mi vida personal ya que a ratos cuesta sobrellevar el chaparrón… y diría que no hay para tanto revuelo. Si, por ejemplo, alguien dice «hay muchos españoles malos» habría que atender al contexto pero en principio a mí solo se me ocurre decir que es una afirmación irrefutable y, aún siendo español, ni me molesta ni mucho menos me doy por aludido… y no veo la ofensa de mi artículo al cazador decente (y al que no lo sea, pues decirle que nunca es tarde si la dicha es buena).

Pero ocurre que parece que están susceptibles con el asunto; en los últimos 25 años la población en España ha aumentado en cerca de diez millones mientras que el número de cazadores ha disminuido medio millón. La sociedad avanza, aunque despacio y con sus ramificaciones, hacia el rechazo a todas las formas de violencia. Con todo, la caza gusta cada vez menos y los cazadores deben de sentir amenazada su afición.

Una de las partes que más han criticado de mi artículo es:

«»algún lector cazador podrá estar pensando ya que «a ti te daba gatillo yo» (así de «cojonudos» los hay); y ni siquiera me cabe duda de que alguno sería capaz de hacerlo de no tener consecuencias para él… aunque algún asesinato habrá quedado encubierto y apenas sin castigo con la disculpa de «es que pensé que era un jabalí»»»

Tengo que reconocer que, en frío, suena fuerte; no recuerdo si cuando lo escribí acababa de ver un galgo colgado o algo así. La cuestión de las amenazas es algo que está perfectamente sacado de hechos reales, lo de llevarlas a cabo ya es una cuestión lanzada al aire. En España mueren al año una veintena de personas a cargo de cazadores, otras resultan heridas. No dudo que en la mayoría de los casos son, aunque inadmisibles, confusiones que al propio cazador que dispara le supondrán un castigo moral para toda la vida; pero también hay casos en que se ha querido camuflar un asesinato como «accidente» de caza… y no parece tan descabellado pensar que en algunos casos «habrá colado» la disculpa de la no intencionalidad de matar a una persona. A eso me refería.

A continuación decía «»La cosa es que efectivamente hay de todo entre los cazadores, pero también […]»» y ahí ya me metía de lleno a hablar de un subgrupo de cazadores, por desgracia no tan minoritario como quiere dar a entender el colectivo, que maltrata a sus perros, caza lo que no debe, más de lo que se debe, cuando y como no se debe, ….

Podríamos hacer aún más subgrupos de más o menos bestias, pero es un hecho que hay demasiados casos (partiendo de que no debiera haber ninguno) en que, por ejemplo, los cazadores tienen perros como meras herramientas: los mantienen no como seres vivos capaces se sentir y sufrir, sino como simples pertenencias que conviene atender porque cuestan dinero y tienen una utilidad; sienten que se les pongan malos, como quien siente que se le estropee la lavadora porque es un fastidio, pero no dudan en traicionarlos y reemplazarlos cuando consideran que no les sirven (y sí, eso recuerda al nazismo señores).

Reemplazarlos quiere decir darlos, abandonarlos o matarlos.

Y dos preguntas, también para algunos que dicen ser decentes: ¿Cuántos cazadores cuidan (no solo mantienen vivos) de perros no operativos? ¿Qué pasa con los perros entonces?

¿Me entienden, verdad?

Una vez más: dese por aludido solo quien corresponda.

Los cazadores dicen estar preocupados por la mala prensa que tiene la caza, pero ¿Hacen algo por mejorarla?

Algunos se autodenominan ecologistas, lo cual choca de entrada con lo que se entiende por ecologismo. Sin embargo, si vamos más allá de lo superficial la ecología es de hecho compatible con cierta caza. No tenemos en España bosques vírgenes, todo nuestro entorno está humanizado. Formamos, por tanto, parte del ecosistema. Los biotopos y la vida de algunas especies, dadas las circunstancias, están directa o indirectamente relacionadas con la actividad humana, y el cazador es un elemento más de ese macabro juego de la supervivencia y en algunos aspectos incluso la favorece.

Pero ¿Se han ganado el calificativo de ecologistas o «amantes de la naturaleza»? Es normal que a mucha gente le parezca una burla: ¿Se mata lo que se ama?

Sin entrar en batallitas dialécticas, lo cierto es que la caza podría ser respetable (ya lo dije en el artículo de la discordia) pero necesita de más crítica interna y de cambios.

El ser superiores no nos da derecho al abuso y la crueldad innecesarias.

Esta polémica es una ocasión para el debate, y sería bueno que no lo cerraran una vez más en falso poniéndome a parir y ¡Ale!

Los cotos, clubes y federaciones de caza son los primeros que pueden hacer algo por acercar posturas entre opinión pública y caza.

¿Expulsan ustedes del coto, club o federación a esos colegas que saben que maltratan perros, cazan furtivamente, etc? No, o al menos no tanto como debieran. Pues ahí tienen trabajo. Dejen de ser indulgentes con las malas prácticas de caza y las críticas a ésta irán desapareciendo por sí mismas.

 Puede ayudar también, en cuestión de propaganda, que, cuando maten decenas o cientos de animales en una cacería, se guarden para sí las fotos de las matanzas; es una hipocresía pero ya ven que la industria cárnica se cuida bien de pintar felices animales de granja en los envases de carne y no la realidad que hay detrás. La caza puede ser a la carne lo que la pesca sostenible al pescado; la caza podría ser la más digna granja, y lo digo en serio, pero no enseñen poses orgullosas con una carnicería que aún exhala vapor de vida delante… porque ni es hazaña ni gusta: a la sociedad le gusta el cerdito o el pollo feliz de los dibujitos, porque si ve lo que pasa de verdad consumiría mucha menos carne y hasta se arreglarían parte de los problemas del explotado tercer mundo… pero dejarían de ser ricos algunos de aquí. Perdón, que me estoy saliendo del tema (pero no dejen de informarse sobre cómo afecta el excesivo consumo de la ineficiente carne al mundo).

Dejen de considerar enemigos a todos esos animales que dicen que «les comen la caza», respétenlos; los animales no son suyos, la caza es un privilegio con unas normas y no un derecho de propiedad sobre el monte y sus habitantes (hay que recalcarlo). A la gente, comprensiblemente, le da miedo salir a pasear al monte en temporada de caza, y tienen derecho a disfrutar del tiempo libre y también de la visión de los animales a los que quizás cazan fotográficamente, algo que se puede hacer tan igual a la caza tradicional (se lo recomiendo) que solo se diferencia en que tras disparar el cazador tradicional se lleva un cadáver a casa y el fotográfico un retrato y el gusto de dejar vivir.

Recuerden que hay cuarenta y pico millones de españoles/as no cazadores/as… y sin embargo en temporada de caza ustedes se tienen pedidos todos los fines de semana y festivos ¿Qué tal solo uno de los dos días del fin de semana y no todos los festivos? Los días de Navidad y Añonuevo parecen especialmente sensibles para estar escuchando disparos que evocan la muerte.

¿Y si van más allá de las normas?

¿Y si solo disparan cuando aseguran la presa para no dejar animales agonizantes? ¿Y si matan menos de lo que pueden? ¿Y si abandonan las trampas, incluso las legales? ¿Y si tratan con verdadera humanidad a los perros? ¿Y si denuncian a los infractores, ya que nadie los conoce mejor que ustedes? ¿…?

¿Y si no se toman todo esto a la tremenda y, en cambio, lo aplican en su beneficio y se fijan en lo que dice de cómo mejorar su imagen?

Al final, como casi todo, puede que no se trate ni de «cazador bueno-cazador malo», sino de personas buenas y malas; pero entonces: desarmen a las personas malas.

Para terminar, hacer hincapié en que todos sabemos que no todos los cazadores son iguales, pero el respeto sin fisuras a la caza se lo tienen que ganar como colectivo. Si lo hacen, lo agradecerán ustedes mismos y toda la sociedad.

 

Tomás Vega Moralejo

 

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