Conversamos con Miriam Alonso, una escritora que respira tanto de la brisa mediterránea como del aire de las montañas del Bierzo

De cuna mediterránea, lusa de madre, berciana por parte de padre y mestiza de corazón, Miriam Alonso procede de una familia donde las líneas de sangre fueron a conjugar para tomar asiento en la capital del Turia.

La mezcla de culturas siempre resulta enriquecedora. ¿Cómo ha influido ese mestizaje en tu formación como persona y como escritora? ¿Te sientes más cercana al Mediterráneo o al Atlántico?

Más que el mestizaje son los paisajes los que influyen, las gentes y sus distintos modos de ver la vida, asumir acontecimientos y cambios. Es muy chocante porque todos, tanto los bercianos como los levantinos, me tocan de cerca. Mis textos reflejan todas estas cosas. En cualquiera de mis obras se encuentran personajes muy opuestos que, sin embargo, tienen aspectos vitales comunes, bueno, igual que sucede con las personas.

Además de escritora, Miriam Alonso es técnico en gestión, docente, redactora en prensa, bloguera, alfarera y violinista en sus ratos libres.

Son un montón de actividades y muy diferentes entre sí. ¿Cuál es la que te produce mayor satisfacción y a cuál de ellas es a la que dedicas más tiempo? ¿De verdad te quedan ratos libres?

Muy distintas y placenteras. Actualmente he dejado de lado la gestión para dedicar todo –o casi todo- mi tiempo a la literatura. La docencia la mantengo, imparto talleres literarios -os invito a echar un ojo a los eventos que tengo planeados para los próximos meses, entre ellos un taller en la Biblioteca pública de León y otros para asociaciones culturales aquí en el Bierzo-. La alfarería es una de mis recientes pasiones, me encanta “hacer cosas con las manos”. Preparo pan, tejo prendas calentitas de lana… El violín siempre viaja conmigo. Pero me quedan ratos libres, afortunadamente jeje.

Y por si fuera poco, también es la directora del blog en español El estante olvidado, y podemos leerla en Culturamas.

¿Cómo entiendes la crítica literaria? Cuándo comentamos o hacemos un análisis más o menos sesudo de un libro en un blog o en un foro de amigos, ¿crees que estamos haciendo crítica literaria?

En absoluto. Creo que desde la posición de la mayoría, desde ese gusto por los libros que tenemos tantos, lo que hacemos es aconsejar o no un título, pero sin la formación pertinente, eso no se convierte en la crítica de la que hablamos. Considero de muchísima utilidad los blogs literarios, los blogs de reseñas y otras plataformas donde los lectores opinan, internet nos permite hacerlo y estos sitios se convierten en herramientas maravillosas, más si pensamos que no todos los libros son trabajados por críticos profesionales. Así y todo, hay que tener claras las diferencias.

A los trece años consiguió su primer premio literario (Max Aub en la modalidad de prosa), y desde entonces ha participado en más de una docena de antologías, sintiendo predilección por las benéficas.

Recibir un premio a esa edad tan temprana, seguro que fue un aliciente para seguir escribiendo. Pero ¿qué importancia le das hoy en día a los premios literarios? Si pudieras elegir solo uno, el mejor de todos ¿cuál te gustaría recibir?

Tienes razón, fue un aliciente importante que además de hacerme ver que mis cuentos y escritos podían llegar a más gente, me hizo descubrir que esto es un oficio. Maravillosa experiencia.

Si tuviera que elegir un premio, bueno, un Pulitzer no vendría mal, así sin ser pretenciosa. Ahora en serio, elijo este premio porque en los últimos meses lo he estado estudiando y ciertamente hay obras dignas en extremo. Las cenizas de Ángela, de McCourt por ejemplo. Maus, de Spiegelman…

A la hora de destacar algunos autores “de culto”, como los califica Miriam, hace una relación tan extensa como heterogénea: Julio Cortázar, Terry Prattchet, Luis Mateo Díez, Francisco Umbral, George R. R. Martin, Rafael Chirbes, Arturo Pérez-Reverte, Anne Rice, Charles Baudelaire, Alberto Vázquez Figueroa, Neil Gaiman y Antón Chéjov.

Aunque sé que no es fácil elegir uno solo de ellos ¿cuál dirías que es tu principal influencia a la hora de escribir? ¿Y al que recurres cuando necesitas desconectar?

Quizá Gaiman. Creo que es un maestro a la hora de manejar el realismo mágico, como hacía Cortázar, pero en una línea totalmente opuesta. Me gusta su estilo, su ética literaria y prácticamente toda su obra. Para desconectar, Prattchet es uno de los más eficaces, aunque ahora mismo estoy leyendo El espíritu de páramo, de Luis Mateo Díez -a quien también recomiendo encarecidamente- y acabo de terminar Cuentos del noroeste mágico, de Antonio Pereira.

La capacidad creativa de Miriam y el deseo irrefrenable de contar historias, le ha llevado a publicar dos novelas muy recientemente, de forma casi consecutiva. En marzo vio la luz “Invicta” (Escarlata ediciones) y en abril “Fonte” (Ediciones Babylon).

Invicta es un paseo por la historia, un canto a la rebeldía, al inconformismo, lleno de suspiros críticos y feministas. Es un cuento capaz de sumergir al lector en otra época.

El tiempo pasó, los días se sucedieron de forma tan distraída que la humilde muchacha que fuera Victoria, se convirtió en una de las mujeres más influyentes de su tiempo sin que apenas nadie se diera cuenta.

El arte palpita en estas páginas. Los sentimientos se apoderan de los estudios parisinos a comienzos del siglo XX y también de ella: porque la musa, envuelta en sábanas blancas, se deja contemplar, aunque su pose relajada esconda un pasado todavía inquieto.

Acompaña a Victoria en este viaje lleno de sentimiento, reencuentros y rodillas que sangran de cuando en cuando, mientras las máscaras clásicas del teatro muestran sus más pronunciados extremos en la tragicomedia que siempre acompañó, por el camino, a la Invicta protagonista de esta historia.

Fonte tiene voz femenina. La protagonista, Grecia, debe dar un giro a su vida consecuencia de ciertos problemas de salud. Esto la lleva a visitar un lugar perdido entre montañas, lejos de casa, donde quedará atrapada circunstancialmente al más puro estilo Mago de Oz. Durante una semana cambiará no solo de paisaje, también de vecinos. Los habitantes de Fonte, donde parece que nunca haya sucedido nada, tienen sus propias historias y leyendas, algunas marcadas a fuego en la piel.

Entre ellos se encuentra Laude, exmilitar, guardabosques cuando conoce a la protagonista; también Anna, una mujer de blanco que podría ser un fantasma, pero resulta estar llena de vida mientras camina, incansable, por el puente de piedra que sirve de entrada al pueblo, esperando algo que solo ella y un par más saben. Pero hay más: Germán, el anciano misterioso alojado en el mismo hostal que Grecia, guardando grandes secretos; Julián, el sobrino de los dueños, con cierta fijación por la protagonista; la hermana de esta, siempre preocupada y atenta; las figuras blancas que aparecen de cuando en cuando junto a la fuente que da nombre al pueblo; el zorro que ronda a Grecia y baila entre lo real e irreal, vigilante, a la espera del desenlace de su historia.

Fonte es narrativa contemporánea, con toques románticos, de cambio, donde a través de la protagonista y su aventura, el realismo mágico tan propio de Cortázar, que buscaba dotar de ese algo especial las cosas más sencillas, palpita en cada página, en cada descripción, en cada personaje.

Ahora que ya tenemos una idea más o menos clara de lo que nos vamos a encontrar en “Invicta” y en “Fonte”, ¿Cuál nos recomendarías para comenzar a leerte? , y ¿Con cuál te sientes más satisfecha?

Me sería demasiado difícil elegir uno. No tienen nada que ver respecto al otro en cuanto a temática. El lector de Invicta encontrará entre sus páginas una historia sentimental de personaje, narrativa histórica, teatro, cameos con artistas del siglo XIX y comienzos del XX, mucha documentación y trabajo previo. Fonte esconde misterios y el realismo mágico que comentábamos con anterioridad. Según el lector avance en la historia, encontrará personajes que podrían ser sus conocidos, misterios que quizá ocultase su vecindad, historias que alguien le pudo contar siendo un crío, a un personaje protagonista en el que puede identificarse. Fonte es sinónimo de norte, de tradición e historias de esas que nos contaban a los niños de ciudad cuando veraneábamos en tierras bercianas, pero quizá esté desvelando demasiado.

Muchas gracias Miriam, por contestar a estas preguntas que nos ayudan a conocer no solo la obra, sino también a la escritora.

 

 

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