Cruces estéticos en la obra de Amable Arias, exposición que abre hoy sus puertas dedicada al Hijo Predilecto

El pasado mes de marzo, el Pleno de Bembibre oficializó el nombramiento de Amable Arias como Hijo Predilecto de la Villa. Y hoy miércoles, casi dos meses después, tendrá lugar la inauguración de una exposición titulada “Bembibre, cruces estéticos en la obra de Amable Arias», a las 19 horas, en la Casa de las Culturas.

Ya en el Pleno que acordó el nombramiento de Hijo Predilecto, el alcalde ya avanzó que la concejalía y el Instituto de Estudios Bercianos estaban trabajando en una exposición sobre la obra pictórica del pintor. Ahora llega la obra “Bembibre, cruces estéticos” que presenta una colección con una veintena de dibujos no exhibidos hasta hoy, correspondientes a la serie «Bloc de niños» que como es fácil adivinar tienen todos un mismo formato; son de 31 x 41, un tamaño medio. Realizados en el verano-otoño del 59, están dibujados con tinta china negra.

 

Reseña de Maru Rizo, viuda de Amable Arias:

Tenía este bloc dos ejes muy diferenciados por el tema y por su ejecución. Niños y arquitecturas. Para los primeros dibujos fueron los chavalitos los que posaron en las calles del pueblo. Las líneas de estos dibujos que, miradas de cerca  parecen autónomas, casi sin finalidad, se entretejen de manera desordenada y, extrañamente, dejan traslucir en su conjunción una delicadeza de trazo casi  incongruente con su caótica, en apariencia, realización. Se deja ver en todos ellos un, diríamos, rumor de ternura por parte del dibujante, que posiblemente tenga algo de biográfico teniendo en cuenta que Amable sabía que la infancia puede ser feliz y también dolorosa.

El otro tema, las arquitecturas urbanas, muestra algunos rincones de Bembibre, dibujados de manera diferente, aquí las cuidadas líneas parecen tejer una dentelle, un encaje finísimo hecho de ventanas, aceras, casas, galerías, tejados, puertas, soportales y hasta de algún cine. Algunas personas se dejan ver, pero son la piedra, la madera, los cristales… los auténticos intérpretes. 

La contemplación de esta exposición puede resultar sorprendente pues algunos dibujos en los que figura el nombre del niño que posó, les haga a los contemplantes, posiblemente, reconocerse,  y los cincuenta años transcurridos les retrotraerán a su infancia y les harán reflexionar sobre su vida como nos pasa a todos cuando nos vemos en imágenes de tiempo atrás.

 

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