Transcripción literal del comunicado de prensa del Grupo Municipal Socialista
En cinco años de mandato de Otero la población de Bembibre no solo ha traspasado hacia abajo la barrera psicológica de los 10.000 habitantes, sino que ha caído desde los 10.060 a los 9.356, o sea, 704 personas menos, 212 el último año, cada vez peor. Pero, ojo, estos datos oficiales se refieren a 31 de diciembre de 2015, de modo que, si se ha mantenido el descenso poblacional a lo largo de 2016, y todo indica que sí, Bembibre está a punto de tocar los 9.000 habitantes, ¡LOS QUE TENÍA HACE CUARENTA AÑOS!
Luego nos volverán a decir que no nos quejemos, que todos estamos igual de mal, pero aquí Otero no puede hacerse el desentendido con que los demás municipios mineros arrojen cifras similares. Esos municipios vienen perdiendo población desde hace quince años por lo menos. En cambio, BEMBIBRE TODO LO QUE HA PERDIDO LO HA PERDIDO EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS, LOS CINCO AÑOS DE OTERO. Antes Bembibre siempre logró mantenerse por encima de los 10.000 habitantes, y eso que desde 2007 se sumó a la crisis minera la crisis económica general del país. Por lo tanto, algo se haría entonces de manera diferente en el Ayuntamiento que daba mejor resultado que lo que se hace ahora.
AHORA, EN BEMBIBRE, LO QUE SE HACE PARA ASENTAR POBLACIÓN ES SUBIR LOS IMPUESTOS Y EL SUELDO DEL ALCALDE, Y BAJAR EL EMPLEO Y LA CALIDAD DE VIDA. El IBI ha subido un 30 % en los cinco años de Otero y el agua ha subido la friolera de un 85 %. El alcalde nos cuesta 40.000 € anuales por media jornada de trabajo. El paro sigue sin remitir y se desperdicia un parque industrial que se creó precisamente para absorber los excedentes del carbón: Otero no ha urbanizado ni ha vendido una sola parcela del polígono. El aspecto desolador de nuestras calles demuestra hasta qué punto hemos caído en el pozo sin ninguna esperanza de remontar.
A esto nos están conduciendo las políticas del PP. No solo hemos perdido la referencia de los 10.000 habitantes, irrenunciable para cualquier alcalde de Bembibre que se precie, sino que estamos perdiendo la dignidad y el orgullo de ser de aquí. Mientras, a Otero le va mejor que nunca y todos seguimos tan contentos en la burra y sin rechistar.
