El PSOE lamenta que las ganas de fiesta no se han visto correspondidas con el programa del Cristo

Transcripción literal del comunicado del PSOE

Un año más la excelente temperatura y las ganas de fiesta de la gente, echándose en masa a la calle, no se han visto correspondidas con un programa de festejos mínimamente presentable y adecuado a las posibilidades de Bembibre. Todo ese buen tiempo y todas esas ganas han tenido que conformarse con un interminable paseo a ninguna parte, porque nada o casi nada había que hacer.

Otero puede sacar todo el pecho que quiera con un presupuesto de 60.000 €, pero con ese dinero no se consiguen unas fiestas dignas, máxime si hace cuatro días se gastó otro tanto en un campeonato nacional de ciclismo que pasó por Bembibre sin pena ni gloria. No tiene ningún sentido privar a las fiestas de cosas elementales para el disfrute de todos a cambio de que el alcalde y los concejales se luzcan en el podio.

Son cosas elementales la iluminación y las banderitas en las calles anunciando la fiesta, que faltan por tercer año consecutivo y dan una impresión de pobreza inaguantable. Son cosas elementales las orquestas, cuya calidad era impropia de lo que debería esperarse para un Cristo. Y para colmo, ha vuelto a prescindirse del desfile de carrozas, de honda tradición en esta tierra, que por sí solo llenaría la programación de una tarde.

A cambio, actos deportivos y más actos deportivos, hasta empalagar y hacerlos coincidir en el tiempo, como sucedió con el campeonato de skate board, cuya megafonía amenizó a la vez la exhibición de rugby , el partido del Atlético Bembibre y, lo que es peor, el torneo de pádel. El mercado de año del viernes día 13 otra vez volvió a ser un fiasco por haberse mantenido el mercado semanal el día antes, lo que habla de la escasa capacidad organizativa de los responsables municipales. El Parque Fantasía de los niños no pudo resultar más cutre. Por no hablar de cuestiones de protocolo, donde se hace el ridículo una y otra vez. Por ejemplo, la comitiva de autoridades del Cristín, que se convirtió en una desbandada, y el acto del taller de costura, un acto institucional donde no se invitó a la oposición.

A falta de originalidad y de imaginación, el programa se sigue rellenando con la feria de la alfarería y el mercado medieval y, en general, encargando la organización de los festejos a empresas que traen su producto enlatado y lo dan todo hecho, para que apenas tengan que romperse la cabeza los concejales implicados. El máximo exponente es el concierto de Melendi, promovido por iniciativa privada, en un Bembibre Arena que, como forma parte de la “herencia” socialista, hasta ahora se había menospreciado para estos menesteres a favor del patio del Colegio de las Monjas.

Otero puede seguir presumiendo de gestor de los fondos municipales mientras la gente carece de lo más básico. Allá él.

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