Pro Día de Viriato (12 enero)

Cartas al director

El proceso histórico ahora (¿o es como siempre?) tiene tal dinámica, corren tan veloces los tiempos actuales (¿casi engulléndose el futuro?) que, a veces, las más solidas/recias/acrisoladas  señas de identidad quedan aparcadas, en el mejor de los casos, ocultadas, en otros supuestos y, en algunas ocasiones, ignoradas. Acontece que “la novedad” es, ¿acaso existen dudas?, aplaudir lo foráneo. Resulta  que “las mascaradas” vienen de los zoelas y eso si parece, por el momento, que se pude celebrar, suponemos que no tanto como para pedir el retorno de “La Tabla de Astorga”, pero admitamos que ya ser  de los astúricos se asume y desde tal atalaya llegamos, ¿por qué si llegamos?, a los lusitanos.

Aquí en Zamora, en el Oeste de la España Nación, dentro de la Corona Leonesa{Extremadura+Reino Leonés+Galicia+Asturias}(¿cual espacio que un día reconocerán Hispania Nostra, Annisty Internacional o Grean Pace y la UNESCO?), o si lo prefieren, en seguimiento del Dr. Sánchez Candeira (D. Alfonso), en el Regnum Imperium Hispánico Legionensis, tenemos a mano, ¡ muy a mano!,  un girón extraordinario/portentoso/descomunal de esas señas de identidad nuestras que marcan nuestro hecho diferencial a nivel de cotas de gran enjundia, relevancia y excelencia.

Como un aspecto más, de los muchos que hemos tenido, de nuestro entorno familiar/fraternal/próximo hemos caminado/crecido/madurado a lo largo de nuestra vital existencia por las calles/rúas/plazas zamoranas  desde nuestra infancia en la observancia/vigilancia/tutela de la efigie/monumento/estandarte, en impactante, impresionante y majestuosa estatua, de Viriato.

Conmemorar a Viriato, dedicarle un día a Viriato, hacer “El Día de Viriato” , no es una propuesta sin más ya que, en nuestro criterio, responde a explayar una seña de enraizamiento que nos es común. Viriato es aquí, ¡siempre lo ha sido!, nuestro referente contra cualquier tipo de opresión, y lo tomamos a ras de la actualidad, aunque su vida trascurriera, posiblemente, entre los años 180 a.C. a 139 a.C.

Nos ha parecido que la fecha del 12 de enero, de cada año y todos los años, en la ciudad de Zamora, no supone sólo, con serlo, en nuestra opinión, el rememorar la feliz iniciativa de la re-inauguración de la estatua de Viriato en aquel momento/instante/ocasión del 12-1-1904, ubicada en el entorno de la Plaza que hoy día vigilan/adornan/acompañan la Diputación y el Parador, supone también, ¡y mucho!, el enlazar con la identidad zamorana, con las raíces de Zamora, de lo zamorano y de los zamoranos y zamoranas. [Ya sabemos, que lo sabemos todos, que por ese camino se llega a la leoneseidad] .

Hemos  señalado que cuando tremolamos “La Seña Bermeja” ya asumimos, desde la zamoraneidad, que las ocho franjas rojas significan las victorias de Viriato sobre los cónsules/generales/pretores del Imperio Romano (¡ que eran los invasores!), porque tenemos interiorizado, incluso desde la infancia, ese “Terror Romanorum” que, tan explícito, situó nuestro paisano, el ciudadano Barrón González (D. Eduardo)-nacido en Moraleja del Vino- en su famosa/magnifica/extraordinaria estatua, y con ello, aún sin quererlo, viajamos hacia las señas identitarias de lo zamorano (y de los zamoranos) y su inserción en la leoneseidad y, justo es decirlo, en la españolidad compartida.

En ese viaje al pasado de Zamora, de lo zamorano, que avanzamos junto a Viriato (por medio de la contemplación/vivencia/recuerdo con su estatua), ya sabemos que nos hacemos miembros de una comunidad pre-romana (los lusitanos, e incluso los astures zoelas) y, por la tanto, en hermanad con ellos, participamos de tales raíces originarias, y lo hacemos al mismo tiempo que asumimos la romanización.
 
Viriato es la raíz lusitana que, en Zamora y desde su origen en Sayago, contribuye a nuestra conformación antropológica, y entendemos que es bueno, puede que incluso oportuno, hacer uso de tal ambiente que viene de lejos, que distingue y precisa el oeste peninsular y hace mella diferencial positiva del mismo. 

Puede que, con productos de la tierra, una comida (¿o fue comilona?¿o ágape pantagruélico?), como la que efectuaron los que sí quisieron amplias solemnidades, efectos mediáticos y magnificencias proyectivas para la inauguración de la estatua de Viriato,¡ ya en 1904 !, esté en consonancia a lo que debe ser nuestra celebración de “El Día de Viriato”, todos los 12-enero de cada año, pero incluso unas nutritivas/apetitosas/picantes sopas de ajo pueden hacer los honores, la cuestión es que, ¡ en este ahora!, en este momento “nuestro Viriato”, porque.. ¿verdad  que es nuestro?, y no sólo por la estatua cedida por el Estado, se encuentre arropado por ese calor social/cultural/identitario de los suyos., que somos a lo largo del proceso histórico, ¡hemos sido siempre!, nosotros.

Francisco Iglesias Carreño – Presidente PREPAL 

 

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