El rapto de Beatriz enamorada o “el robador de doncellas”

No sabemos bien por qué, pues Enrique Gil no tenía vínculo familiar ni relación directa con Bembibre, aunque visitó la villa numerosas veces y dejó páginas memorables sobre su castillo/palacio y sus linares, pero lo cierto es que al escoger para su protagonista el título de Señor de Bembibre unió para siempre su suerte y su afecto a la capital del Bierzo Alto. En homenaje a Gil en su II Centenario, una nueva escultura da la bienvenida a cuantos se dirigen a Bembibre por el viejo camino de San Román, que algún día fue paseo de Mojasacos bordeado de altos negrillos, algún día camino real y aún antes vía romana.

La escultura ecuestre –obra del villafranquino Arturo Nogueira– evoca la escena del capítulo XI de El Señor de Bembibre, cuando doña Beatriz escapa de su encierro en la clausura del convento de Villabuena y, desmayada, don Álvaro la toma en sus brazos y huyen ambos al galope, camino de Bembibre. La escultura, pues, bien pudiera bautizarse como El rapto de Beatriz enamorada o, en palabras de Enrique Gil, “El robador de doncellas”.

Este rapto por amor es un tema clásico en la mitología, representado en muchas ocasiones: desde el rapto de la ninfa Europa por el dios Zeus convertido en toro, hasta el rapto de las sabinas, pintado por David, Rubens y modernamente por Picasso, pasando por el rapto de las hijas de Leucipo y otros. Con frecuencia aparece el caballo en la iconografía del rapto, por ejemplo, en el de Perséfone o en el rapto de las indianas pintado por Moritz.

El romanticismo de Enrique Gil recupera alegorías y motivos de la mitología clásica: el rapto de doña Beatriz desmayada en brazos de don Álvaro es un episodio clave en la novela, la primera transgresión: Beatriz, por amor, escapa de la clausura y desobedece la orden expresa de su padre, lo que será el desencadenante de toda la tragedia posterior. En la escena que ahora preside la entrada de Bembibre, don Álvaro, desde su caballo Almanzor, tiende su brazo valeroso a la doncella enamorada, encendida de pasión y dudas; pero la tensión de la escena se resuelve con la trágica separación de los amantes. Despechado, don Álvaro parte al galope en busca del amparo de los templarios.

Enlaces wiki románticos:
Leer fragmento El robador de doncellas de El Señor de Bembibre
Ilustraciones: El rapto de las hijas de Leucipo, Rubens (1617).
Wiki: BibiliotecaGilyCarrasco.com

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