Cadena pseudoperpetua y la izquierda

Tomás Vega Moralejo

Vaya por delante que soy un convencido de las ideas de izquierdas; y soy más socialista que ayer pero menos que mañana, consciente de que cada persona es un mundo mental y en cuanto a partidos no podemos pretender que sean igual que nosotros sino solo apoyar al que más se nos parezca.

Creo en la compatibilidad de apoyo a un partido y la discrepancia con ciertos puntos, aunque entiendo que si se trata de tomar decisiones al final todo el partido debe confluir en una sola idea. Pero creo que la izquierda se equivoca con la oposición a la «Prisión permanente revisable», porque la quiere la mayoría de la ciudadanía pero también incluso por moralidad.

Y digo ya que admito que el equivocado puedo ser yo, pero voy a defender la idea, apoyada por la mayoría de españoles y españolas como dice una estadística que ha levantado ampollas en el progresismo, de que este nuevo proyecto de ley está bien.
 
Lo mismo que creo que a la derecha le falta empatía con la gente, con los consiguientes problemas sociales y económicos, pienso que a la izquierda a veces hasta le sobra… por los consiguientes problemas económicos y, como en este caso, incluso sociales.
 
«»La prisión permanente revisable […] se aplicará únicamente a los asesinatos graves, homicidios del Rey o del príncipe heredero y de jefes de Estado extranjeros, así como a los casos de genocidio o crímenes de lesa humanidad con homicidio o con agresión sexual. […] Las penas serán revisadas, tras el cumplimiento de 25 a 35 años, para verificar si el pronóstico es favorable a la reinserción social.»»
 
Así las cosas ¿Cómo puede ser que alguien se oponga a eso?
Digo que puede haber exceso de empatía aquí porque para oponerse a eso da la impresión de que la empatía va con el criminal.
 
Temo que sea por una mera cuestión de llevar la contraria al contrincante, error desgraciadamente bastante común en política, que bloquea algunas reformas buenas y confunde a la gente porque: Si algo está bien ¿Por qué se opone la oposición?
 
O puede que quien se manifiesta contrario a esto lo haga convencido, y ahí me temo otro error que es el de quien se sitúa en una falsa posición de «superioridad moral» por la que, cual santo, ofrece la otra mejilla cuando lo que se debería hacer es responder a la agresión.
 
Pero también puede que no se trate de una cosa ni de la otra, ya decía al principio que admito poder ser yo el equivocado. El tema es complejo, aunque: puestos a dudar entre el bien y el mal, a la hora de hacer justicia con un criminal ¿No será mejor pasarse que quedarse corto?
 
¿Quién quiere a un delincuente suelto? Es un tremendo escándalo ver salir libres a auténticos indeseables porque un papelito dice que así debe ser; y es una humillación intolerable a las víctimas.
 
Dicen los contrarios a la cadena perpetua y demás que parece haber una relación entre los bajos índices de delincuencia y la aplicación de penas moderadas. Es decir, que de ese modo se relaciona el que las penas no sean excesivamente duras con el hecho de que el delincuente no sea especialmente violento. Y de veras que es interesante que esto se vea reflejado en muchos países. El argumento me parece muy razonable por ejemplo para la aplicación de la pena de muerte, pues es posible que una persona que va a cometer un crimen piense -Bueno… mato a éste y me van a matar a mí, así que de paso mato a alguno más porque me va a caer la misma pena-. Es un argumento para estar contra la pena de muerte, además del de que la pena de muerte supone en cierto modo ponerse a la altura del asesino. Sin olvidar que donde hay pena de muerte ha habido errores, y una ley que puede matar a un solo inocente ya es injusta por definición.
 
Pero no es el caso. La justicia debe pensar en la reinserción social, pero no puede ser que la justicia, por la cosa de establecer fechas, suelte a criminales no rehabilitados por esa simple fecha preestablecida. Me explico mejor, pues es importante este punto: si no hay «prisión permanente», se debe establecer una fecha máxima de salida de prisión para un delito ¿Y qué pasa si para cuando llega esa fecha el delincuente no está preparado para la reinserción social? Pues que, según están las cosas ahora, hay que soltarlo como ya ha ocurrido en demasiados casos, insertando en la sociedad sujetos peligrosos.
 
La prisión permanente acaba con ese problema; y lo de «revisable» disuade al delincuente de ese pensamiento de -de perdidos, al río-. En realidad, la «prisión permanente revisable» no es tan distinta de las penas de 40 años que ya hay.
 
Ya está bien de esas ridículas penas de «mil años» y cosas así, cuyo sentido es que al rebajar penas por distintos motivos no es lo mismo descontar de quinientos que de cincuenta, vale, pero ya está bien de que salgan seres despreciables a arruinar vidas porque aquí no se pueda estar más de 40 años en la cárcel o porque lo diga un documento preestablecido.
 
Tomás Vega Moralejo
 Concejal socialista del Ayuntamiento de Folgoso de la Ribera

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