Aborto y vida

Tomás Vega Moralejo

Disculpen mi vehemencia, pero estoy hasta donde se produce el esperma de las pretendidas lecciones de moral sobre la vida a cuenta del aborto.

-¡Sí a la vida!- dicen en cartel. Y es que son así de grandilocuentes, no hablan específicamente del aborto sino de «la vida»… ¡Ahí es nada!

Me pregunto si se habrán preguntado realmente por ella.

Biológicamente, vida es la de una persona pero también la de uno de esos pobres toros a los que consideran arte torturar y asesinar.

Filosóficamente… ¿Qué es la vida?

Y religiosamente… ahí sí tienen donde agarrarse, con la derecha hemos topado.

Nuestra religión es antropocéntrica. Sí, porque hasta Dios en un invento del hombre… y sí, digo del hombre literalmente porque nuestra religión es machista (a ver si lo arregla este agradable nuevo Papa).

Y así las cosas, y tal vez también por reminiscencias de allá por antes de 1975, hasta mujeres como Espe se permiten soltar sentencias como que «el aborto no es un derecho» cual diosa decidiendo lo que tenga que hacer una mujer embarazada.

¿En qué momento de la gestación podemos empezar a hablar de un bebé? Pues hay lugar para el debate, en efecto, pero está claro que a las 30 semanas de embarazo hay bebé, como claro está que un óvulo o espermatozoide no es medio bebé o que a las 2 semanas apenas se puede hablar de un  conglomerado de células.

¿Quién es Espe para imponer a otra mujer que deje convertirse en bebé un amasijo de células que no quiere? E incluso en fases avanzadas de embarazo ¿Quién es Espe para obligar a parir un bebé con malformaciones o problemas que no dejarán que sea feliz y supondrán un lastre por años para toda una familia? (O quizás la familia en cuestión no lo considere un lastre, pero eso como mucho tendrá que decidirlo esa familia implicada y no otra que no va a cargar con las consecuencias).

Es cachondo además que esos intentos de imposiciones de traer «vida» al mundo vengan de quienes más trabas suelen poner para la vida digna, con políticas menos sociales… pero claro ¿Qué le importa a las personas antiaborto que una familia tenga dificultades para dar una vida digna a un bebé inesperado? Si ellas no lo van a atender y van a seguir con sus comodidades….

La vida no es fácil de definir, pero ¿Quién la quiere miserable? Digo quién la quiere miserable para sí, porque por supuesto que a una persona egocéntrica le va a dar igual lo miserable que sea la vida de otra.

Que se ocupen de sus asuntos o, al menos, que se pongan realmente en el pellejo de quien se plantea abortar antes de pretender imponerle no hacerlo. La mujer debe ser quien decida, quien quiera decidir por ella no será más que un dictador.

Sí a la vida, pero a la vida digna (también la de la posible madre).
 

Tomás Vega Moralejo

 

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