Las Conferencias de Cine llegan a su fin con “Lunas de Hiel”, de Polanski

Hijo de emigrantes judíos polacos, Román Polanski nació en París, ciudad en la que vive o ha vivido durante años, y donde siempre se ha sentido seguro, habida cuenta de los malos rollos que se ha traído, primero con el asesinato de su mujer Tate a manos de la banda de Charles Manson en 1969, después de que el psicópata se inspirara en la canción ‘Helter Skelter’ de los Beatles. Resulta curioso que su película ‘La semilla del diablo’ se rodara en el edificio Dakota de Nueva York, donde en 1980 fuera asesinado John Lennon. Y luego con su supuesto abuso sexual a una menor en Estados Unidos, el año de 1977, precisamente en casa del actor Nicholson, que le dio quebraderos de cabeza cuando la policía lo arrestó en el aeropuerto de Zúrich en 2009. Desde esa época (1977), Polanski no ha vuelto a pisar Estados Unidos ni el Reino Unido, por miedo a que le hagan justicia.

Un personaje excéntrico, sin duda, con una vida llena de excesos, entre los cuales esté el sexo y las drogas, convertido en un director de culto, con películas extraordinarias, como ‘Lunas de hiel’ (que reseño a continuación), entre otras muchas.

Su vida infantil es un drama dickensiano, no en vano hizo la adaptación de ‘Oliver Twist’ (2005), acaso porque se siente identificado con el personaje creado por el magnífico escritor londinense. Esta película fue rodada en Praga, con un elenco actoral británico, eso sí, evitando así el Reino Unido, que podría llegar a extraditarlo a USA.

Polanski sufrió los males de la Segunda Guerra Mundial en Cracovia, donde se había trasladado desde París con sus padres, creyendo que en esta ciudad polaca estarían más seguros. Y se topó con el Holocausto, primero perdiendo a su madre en Auschwitz y luego con la reclusión de su padre en este mismo campo de concentración.

Durante este período convulso el pequeño Polanski logró sobrevivir como un mendigo en la calle, burlando a los nazis. “Sé lo que es recorrer los campos sin calzado y que los pies se hinchen y queden en carne viva”, llegó a decir el director. De ahí su película ‘El pianista’, en la que de algún modo intenta reflejar lo que vio y sintió durante esta espeluznante época. Y para ello adaptó las memorias de  Szpilman, un pianista judío polaco que sobrevivió a las masacres nazis gracias a la ayuda de un oficial alemán. Película por la que recibiera varios Premios Oscar, entre ellos al mejor director (aunque por miedo no fuera a recogerlo), además de la Palma de Oro en Cannes en 2002.

Escuela de Cine de Łódź

Bien joven comenzó su carrera como actor de teatro y se interesó por el cine, matriculándose en la Escuela de Cine de Łódź (Polonia). Realizó sus primeros cortometrajes hasta dirigir su primer largometraje en Polonia: ‘El cuchillo en el agua’ (1962), nominada como mejor película extranjera en los Óscar de 1963. Esta cinta es el embrión de lo que luego serían sus siguientes pelis. Con tan sólo tres personajes (una pareja y un desconocido) a bordo de un pequeño barco, logra crear un ambiente opresivo, una gran tensión. Esquema que casi se repite, con variantes, en ‘Lunas de hiel’ (dos parejas a bordo de un gran barco hacia la India).

El éxito de ‘El cuchillo en el agua’ le permitió filmar ‘Repulsión’ (1965), su primera gran producción en el Reino Unido, con la estrella Catherine Deneuve. Un thriller psicológico con el que cosechó varios premios, entre ellos el Oso de Plata en el festival de Berlín de ese mismo año. Y al año siguiente, con ‘Cul-de-sac’, de nuevo rodada en Reino Unido, obtiene el Oso de Oro en el festival de Berlín.

‘Cul-de-sac’, como su propio nombre indica, nos introduce en un callejón sin salida. Una película aderezada por un humor negro. Tras esta etapa europea, el ambicioso Polanski decide dar el salto a los Estados Unidos, donde filma su singular ‘El baile de los vampiros’ (1967), su primera película en color (en la que también lo vemos actuar), que es una parodia de las películas de vampiros de la época. Es durante esta época cuando conoce a la actriz Tate. Al año siguiente rueda una de sus películas más controvertidas, con los actores Cassavetes (asimismo magnífico director de cine) y la solvente Mia Farrow, cuyo título original es ‘Rosemary’s Baby’ (conocida en España como ‘La semilla del diablo’). Esta película, avalada por varios premios y nominaciones, lanzó al estrellato a Polanski, que decidió instalarse en Los Ángeles (California), donde su mujer, la actriz Sharon Tate, que estaba embarazada de ocho meses, fue masacrada (año de 1969), lo que le dejó inactivo durante años, hasta que en 1971 realiza una personal adaptación de ‘Macbeth’, de Shakespeare.

Ya en 1973 rueda en Italia una comedia disparatada, ‘¿Qué?’, con un Mastroianni estupendo. Y al siguiente año filma otra de sus películas más emblemáticas y exitosas, ‘Chinatown’, que nos devuelve a las mejores obras del género negro, con un reparto de lujo: Jack Nicholson, Faye Dunaway y John Huston (otro gran director).

Su carrera continuó, tras el frustrado rodaje de ‘Piratas’ en 1975, que retomaría diez años después por falta de apoyo, con ‘El quimérico inquilino’ (‘Le Locataire’, 1976), una obra maestra de terror psicológico y el humor negro, una mezcla de ‘Repulsión’ y ‘La semilla del diablo’, que no tuvo gran éxito de público.

Ya en 1979 hizo ‘Tess’, una interesante peli, con una Kinski  magnífica en su papel prota.  Y tras un parón cinematográfico, decide escribir sus memorias. En 1986 realiza por fin ‘Piratas’, que fue un fracaso comercial.

El gran Polanski resurge con ‘Frenético’ (1988), con la interpretación del archiconocido Harrison Ford y su joven mujer, la actriz francesa Emmanuelle Seigner. Una peli de intriga, de corte hichcockiano,  que nos mantiene con el alma en vilo desde el inicio al final.

En 1992 nos ofrece la extraordinaria ‘Lunas de hiel’, en la que vemos de nuevo a su mujer Emmanuelle Seigner como protagonista junto a Kristin Scott Thomas, Peter Coyote y Hugh Grant. Espléndidos estos fenómenos de la interpretación. Se trata de una película por la que siento devoción, y en la que me detendré, porque el próximo viernes 5 de diciembre hablaré sobre la misma en el teatro Benevívere de la capital del Alto Bierzo. La cita será a las 20h15.

Después de la realización de esta película, Polanski ha logrado hacer al menos otras dos grandes como ‘El pianista’ y quizá ‘El escritor’, según los críticos. Digo quizá porque lamento no haber podido ver aún esta obra. 

Lunas de hiel

Basada en una novela homónima de Pascal Bruckner, que describe, con todo lujo de detalles, el proceso de destrucción de una pareja de enamorados a resultas de su sodomasoquismo, Polanski, a través de un guión cuya progresión dramática resulta inquietante hasta el desenlace, nos introduce en su universo cinematográfico de violencia psicológica, logrando una película sobrecogedora, que no deja indiferente a nadie.

Lo que comienza siendo una historia de amor extraordinaria acabará transformándose en  relación infernal, destructiva, con la consiguiente degradación emocional y física, donde afloran las pulsiones más sórdidas del ser humano. El Eros o deseo sexual como motor narrativo de este potente relato.

Y para encarnar esta relación tormentosa, de víctimas y verdugos que se van alternando, Polanski elige al actor Peter Coyote (conocido en el cine español por su actuación en ‘Kika’, de Almodóvar), que interpreta el papel de un escritor bohemio, vivalavirgen, estilo Henry Miller, y a su mujer en la vida real, la bailarina y actriz Emmanuelle Seigner (Mimi), que da vida a voluptuosa y fatal chica, de la que se enamora perdidamente Coyote (Óscar). Asimismo, la peli nos muestra a otra pareja de enamorados: Nigel (interpretado por Hugh Grant, conocido en el cine español  por su papel en ‘Remando al viento’, de Gonzalo Suárez) y Fiona (interpretada por Kristin Scott Thomas), que acaban entablando “amistades peligrosas’ con la otra pareja en un crucero hacia la India. 

Habitual en el cine de Polanski, una vez más este director nos muestra a personajes en apariencia normales que encubren mezquinos secretos, no sólo Óscar y Mimi, sino la parejita de tortolitos ingleses, que tras su apariencia de felicidad y fidelidad, también fantasean con la posibilidad de infidelidad.

Todo en la peli parece estar filmado desde el punto de vista del cínico Óscar (el personaje interpretado por Coyote), que le cuenta su historia de amor-odio a Nigel a través de sucesivos flashbacks. Óscar es también quien narra en voz en off. La planificación, a través de planos generales y elipsis, resulta distanciada. Aunque también cabe señalar el estupendo primer plano de Mimi, sentada en la parte trasera del autobús y con el paisaje urbano de París circulando a sus espaldas, en un encuadre ensoñador, que forma parte del recuerdo de Óscar. Onirismo que reaparece en la sobreimpresión del rostro de Oscar en la ventanilla del avión donde Mimi ha sido introducida mediante engaños.    

Tanto la fotografía de Tonino Delli Colli como la música de Vangelis contribuyen a crear la atmósfera narrativa adecuada.     Por su parte, la foto, salvo al final, es apagada, de tonos suaves, y negros y blancos contrastados. Y respecto a la música, realza ese sentimiento de viaje hacia la nada.

 

Manuel Cuenya

 

Conferencias de Cine de Bembibre. «Lunas de Hiel». Viernes, 5 de diciembre, a las 20.15 horas, en el Teatro Benevivere.

 

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp
Telegram

También podría interesarte

Destacadas de Bembibre Digital cabecera